Una investigación en mis archivos digitales dice que estoy equivocada: este texto no se gestó en Córdoba como dice mi memoria. Nació el 24 de diciembre de 2024 en Zagreb. Decía así:
Leer para adentro, leer para afuera
Quiero que la gente me lea y le pase algo: se conmueva, se enoje, se inquiete, se calme, lo subraye, lo relea, lo quiera compartir o se lo quiera guardar. Se lo quiera leer a otro en voz alta.
Hoy estaba scrolleando en Substack y me detuve en un texto que me dieron ganas de compartir con mi pareja. A pesar de que no es su tipo de lectura, había referencias que me hicieron pensar en él y en conversaciones recientes que tuvimos.
Guardé el link para compartírselo después, pero justo vino a pedirme un mate y le comenté el hallazgo.
—¿Es largo? —preguntó, y le dio un sorbo al mate.
—No mucho —respondí dudando mientras deslizaba el dedo por la pantalla.
—¿Lo querés leer ahora? —preguntó, y se sentó al lado mío.
Aclaré mi garganta, puse mi columna derecha y empecé a leer hacia afuera. Hacía mucho que no leía en voz alta para otro.
Le gustó. Hicimos algunos comentarios sobre el artículo y cada uno siguió con lo suyo.
Mi cuerpo se quedó con esa sensación de «qué lindo fue leer en voz alta». Me acordé de esa vez que la maestra de sexto grado preguntó qué nos gustaba hacer, respondimos según el orden de los bancos en el aula y, cuando fue mi turno, dije «leer». Me acuerdo que en esa época me gustaba leer en voz alta aunque me daba vergüenza. A veces levantaba la mano cuando pedían voluntarios en clase, pero me pesaba toneladas y alguien con el brazo más liviano se adelantaba.
¿Leer en voz alta es solo un placer personal o hay algo más?
Busqué en Google si había estudios científicos que certifiquen el placer que siento cuando leo en voz alta. ¿Alguna hormona que se segregue? ¿Un área del cerebro que se active? Encontré un artículo que hablaba sobre los beneficios de leer en voz alta para la memoria (incluso escuchar a otros leer)1, pero ninguno que respalde mi disfrute, así que abandoné la idea.
La retomé meses después, cuando en un taller de escritura leí mi propio texto en voz alta para desconocidos. Fui la última en leer. No quería que se noten mis nervios ni mi vergüenza. Fallé.
Agregué unas notas a ese archivo que había empezado en Zagreb y volví a abandonarlo. Escribí:
Hoy de nuevo leí en voz alta, pero esta vez algo que escribí yo y ante desconocidos. Me dio vergüenza. Estaba entre hacerlo explícito y decirles que iba a apagar la cámara mientras leía o hacer como que no pasaba nada.
La vergüenza es un afecto que responde al hecho de estar expuesto al otro2.
Hoy, de nuevo scrolleando en Substack (mi nuevo Instagram), me crucé con un post titulado Leer en voz alta. Después de leerlo, busqué el archivo que creé en diciembre del año pasado y agregué esto:
En eso que te gusta pero te da miedo o vergüenza hay que insistir.
Hay otro ser humano al que le pasan cosas cuando lee en voz alta. No necesito ningún estudio científico que lo respalde.
Qué raro sería que un desconocido lea algo que yo escribí en voz alta.
Qué lindo sería que a un desconocido le den ganas de leerle a otro algo que yo escribí.
No sé si todos están tan hartos como yo de la forma irresponsable en que se manosea la palabra vulnerabilidad en nuestros tiempos, así que no la voy a usar para decir que, en la lectura en voz alta, como en el karaoke, lo que importa es sentirse derrotado de antemano. Aferrarse al micrófono como a una rama que sobresale de un acantilado al que nos vamos a caer de cualquier modo.
Tengo muchas preguntas, ojalá respondas aunque sea una: ¿te gusta leer en voz alta? ¿Para vos o para otros? ¿Te dio vergüenza alguna vez? Y aunque es algo que voy a pensar en otro artículo, me gustaría saber si tenés alguna opinión sobre si escribir es un acto egoísta (o, más bien, el hecho de querer que te lean).
¡Hasta la próxima!
Pauli
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Maravilloso! Y qué bueno ser una de esas "desconocidas" para las que leíste en voz alta. Escucharte es un regalo.
Yo leo muchísimo en voz alta. Cuando daba clases, les leía a mis alumnos. Ahora le leo cosas a mi marido (todo lo que quiero compartir con él), leo en voz alta todo lo que escribo (no podría no hacerlo, hace falta ver cómo suena), leo en las lenguas extranjeras que estudio para practicar fonética, y a veces, cuando me siento un poco desconcentrada, empiezo leyendo en voz alta antes de pasar a la lectura silenciosa. Así que, como verás, soy muy fan de la lectura en voz alta.